31 de diciembre de 2012

Gracias 2012



Gracias 2012 porque me dejaste y enseñaste muchas cosas: porque reí y lloré... y volví a ser feliz; porque amé y odié... luego perdoné y volví a amar; porque hice amigos y los que ya lo eran, algunos de ellos se perdieron en el destino... (aún así no los olvido quedando siempre ellos en un lugar especial de mi corazón.)

Gracias 2012, porque conocí a la gente valiosa y maravillosa a la que vale la pena conservar a como dé lugar, a quererlos y cuidarlos... 

Gracias 2012, porque aunque tristezas viví, angustias lloré... aprendí. Conocí. Valoré... Ahora sé qué errores no volver a cometer.

Gracias 2012 porque escalé un poquito más en esta vida simple y sencilla, porque siento un leve crecimiento en mi ser... porque sé que 2013 será fructífero y me ayudará a tener lo que con amor he intentado sembrar.

Gracias 2012 porque siento que haz sido el preámbulo de algo mucho mejor. Siento cómo la buena energía brota por mis poros indicándome que pronto se abrirá una nueva puerta... esa INMENSA llena de amor, salud, alegrías, emociones, felicidad, oportunidades, esperanza, fé... sé que será un año fabuloso. Me lo dice el corazón.

Gracias 2012... mis recuerdos guardados en mi memoria por siempre. 

Ahora sí!!! BIENVENIDO 2013!!

15 de diciembre de 2012

Las ilusiones

No caben más en mi alma, 
ni en mi vida, ni en mi drama.
Cada ilusión se vuelve tumba 
cuando se bajan de la montaña.

De cielo a tierra a mil por hora
y acá en la tierra dolor abunda.
Parecen fuego, parecen dagas
a veces queman, a veces clavan.

Las ilusiones, todas mentiras
que en su momento parece real 
Las ilusiones, ya no son mías
cuando descubro que solo es mal

Tanto he volado, tanto he soñado
tanto he deseado sea real
Ya no más llanto, no mas engaño
solo deseo llegue el final

14 de diciembre de 2012

Qué linda fue mi niñez (Escrito hace varios días)



Hoy en horas de la tarde cuando leía los comentarios de mis amigos a través de las redes sociales y mientras pienso en algunas ideas y proyectos, escucho las voces y las risas de mis vecinitos de cuadra. No sé a qué jugaban o si no jugaban y sólo hablaban... de veras no sé. De repente siento un par de tiros, disparos de arma de fuego… ¡¡plomo!! Me asusto toda, aunque no entiendo por qué si este sonido en mi barrio suele ser tan normal como el pasar de las motos y los carros por la calle, la música del vecino y el ladrar de los perros. Me levanto de la silla y me asomo por la ventana percatándome de que no sea en la cuadra exactamente el tronar de algún gatillo. Analizo plenamente la situación. Los adultos todos asomados por las ventanas y en las puertas de sus casas, algunos padres de familia llamando a gritos a sus niños con el temor de que haya más disparos, mientras ellos se resguardan en cualquier casa con puertas abiertas.

Me he quedado pensando, recordando mis viejas épocas de niñez -bueno, a decir verdad no hace tanto tiempo… soy una niña aún jejeje ;)-  y sólo me queda por decir “qué linda fue mi niñez”. Seguro no fue tan bonita como la de mi mamá, quien me relata sus anécdotas de cuando vivía en la casa de sus abuelos disfrutando de la deliciosa y fría brisa en aquel pueblito del Cauca (a 15 minutos de Popayán) que rodeado de montañas y árboles, lucía bella… libre de esa contaminación absurda en la que vivimos hoy. Un hermoso paisaje cubierto de neblina en las mañanas y con el agitar de las copas de los arboles en las tardes, bajo ese enorme manto azul llamado "cielo".

Ella me habla de los muchos juegos que compartía con sus primos y tías: jugaban con yoyo, canicas, trompo, pelota y pirinola; corrían de un lado para el otro jugando al escondite,  la lleva, el cojín (algo muy parecido a lo que conocemos como “congelado”), el ponchao, paticos al agua, la rayuela, la gallina ciega, el lobo, el gato y el ratón, el tin-tin corre-corre; al sonar de las rondas infantiles como  ¿Dónde está la margarita?, Agua de Limón, El Puente Está Quebrado... "uuu épocas aquellas" dice ella como añorando cada momento vivido.

Los niños de su época utilizaban gran parte de su tiempo buscando diversas maneras para jugar y la creatividad hacía parte de su gran travesía. Hacer sus propios juguetes era algo divertido: hacía zancos con latas o tarros de leche, elaboraba los muebles para sus muñecas y jugaba a los "carritos" armándolos ella misma con las piezas de madera sobrante que le quedaban a su abuelo en el taller de carpintería. También aprovechaban para pasear por las lomas tirándose desde los pastizales en cajas de cartón, gozaban de los burros o lo que conocemos como el “sube y baja”,  trepaban en columpio de vuelo (era lo que más se gozaba mi mamá). Ufff!! Cuántas cosas y muchas más quedan por nombrar.

Yo si mucho disfruté algunas de ellas, la gran mayoría en la escuela. Seguramente no en la misma medida ni con la misma intensidad como mi mamá, pues yo en su lugar tenia TV y me la pasaba viendo muñequitos como: Los Picapiedra, Los Supersónicos, Tom y Jerry, El Correcaminos, Las Aventuras de Tom Sawyer, Los Motorratones, El Capitán Planeta, Candy Candy y hasta la fastidiosa de Heidy y su abuelito. Recuerdo también a Sailor Moon, Los Caballeros del Zodiaco y Los Super Campeones -¡Ohh! Qué amor tan platónico el mío con Oliver Atom-. En este repertorio no podía faltar los Cuentos de los Hermanos Grimm que aún suelo ver los sábados en la mañana –sólo cuando me levanto temprano-.  ¡Ahhh! Pero qué dijeron… yo no era sólo muñequitos. También vi Los Dummies y Oki Doki, me enamoré de Pablo Rey en “De Pies a Cabeza”, y canté y bailé al ritmo del Show de Xuxa, Xiomy y Nubeluz. 

En mi generación se disfrutaba de la sacada de cicla y patines para salir corriendo por toda la cuadra. Pa´l que no tenía estos juguetes nos tocaba pedirlos prestados. El 24 -25 de diciembre no podía faltar el niño al que le regalaban la súper cicla, la grande, esa en donde salíamos todos detrás de él esperando turno para montar. O la niña que cambiaba sus viejos patines de ruedas con aquel imponente freno delantero (que parecía más bien un unicornio) y en su lugar recibía unos patines en línea cuando en su momento fue el gran furor.  

También nos gozamos mucho el jugar con la pelota… (¡Ohh! infaltable pelota de caucho que nos causabas problemas con los vecinos, que por cuanto vidrio tocaba, un vecino salía a pegar el grito. ¡Ahh!… y qué regaño o pela fija se obtenía después de roto el vidrio.) Qué tan chistoso era cuando salíamos corriendo y nos escondíamos todos antes de que cayera el último trozo de vidrio de esas tristes ventanas. Calle solitaria y vacía… un desierto total después del gran estallido. Y qué terrorífico era ver al vecino desfilar por la calle directico a la casa de los “presuntos implicados”. ¡Cuántas pelas por Dios! –menos mal mis pelas no fueron muchas ni tan fuertes como las de algunos amiguitos-. Me gané unos cuantos sustos cuando se me iba la pelota a los techos de las casas, porque si la pelota era mía me la tenía que ver con mi mamá y si no… con la vecina.

Recuerdo mucho el juego de “el ponchao”, los pringonazos en las piernas y brazos con aquellos que tenían muy buen tiro. No se me olvida “el reventado”, esas dos filas de muchachitos agarrados de los brazos y entre si lo más fuerte que se pudiera, a fin de no dejarse reventar por los oponentes. Debo confesar, yo no era muy buena reventando y siempre me quedaba en la fila del equipo contrario. Jugué rayuela y de eso recuerdo mucho como rayábamos las calles a punta de tizas y pedazos de teja rota. No recuerdo haber jugado ni Bobi ni Yermis (o Yeimy)… pero siempre los he escuchado. 

Yo como mi mami jugué a las escondidas, pero en mi época ya tenía un toque más innovador. ¿Quién sabe, se acuerda y jugó el famoso e internacionalísimo “Escondite Americano”? Yo no… ¡nunca!, sólo me contaban (-_o). Me reía mucho y me gozaba más el jugar “Tin-tin corre-corre”. Salir corriendo e ir tocando puertas a lo loco, escondernos lo más pronto posible y antes de que saliera el vecino. Pobres vecinos y pobre de mí que no lograba contener mis risas y carcajadas. "Paticos al agua" también me hacía reir mucho.

Yo no supe mucho de juegos de video, a veces me iba donde el vecino a jugar “Circus”, “Contra”, “Súper Mario”… así como peleas, fútbol y carritos. Nunca me faltó un Tetrix, eso si, ¡ni quejarme! Los había de todos los colores y sonidos. Unos grandotes grandotes y otros chiquitos, los últimos conocidos en forma de celular. Unos con una inmensa cantidad de juegos, de esos que creías nunca ibas a terminar ni te ibas a cansar de jugar, ¡jum! ¿Recuerdas esos Tetrix que decían 9999 juegos en uno? ¡Ahh si! esos que si mucho eran 6 pero se repetían muchas veces dentro de esa cajita de circuitos. Antes de un aparatejo de estos, lo más parecido que yo tenía era esos aparaticos plásticos llenos de agua donde tenías que ensartar una cantidad de aritos pequeños en dos palitos ubicados de manera vertical, aritos impulsados por una bombita la cual uno apachurraba en un botón del dichoso “checherito”.

Que no se me quede por fuera los benditos, agraciados y siempre recordados juegos de mesa: parqués, ajedréz, damas chinas, dominó, escalera, rompecabezas. El parqués siempre lo odié porque me la pasaba más en la cárcel que activa en el juego, me cazaban a cada rato y me "enchichaba" cuando me soplaban. El ajedréz nunca lo entendí, hasta ahora vieja que sé donde y como se mueve cada ficha, pero no me gusta. Las damas chinas, excelente juego para uno que ni es muy listo pero que tampoco es muy tonto. El dominó, lo "domino", lo tolero y lo paso pero me gustaba más hacer torrecitas con sus fichas. La escalera… ¡ahh que chévere era llevar la delantera!, caer en escalerita para trepar y trepar y como uno apretaba cola pa’ que no cayera el numero que te mandaba casi literalmente por "dentro de un tubo" hacia el inicio del juego. Los rompecabezas, el genio de los juegos de mesa, los que más me gustan y los que más admiro. Qué cosita era armar un pueblito lleno de muñequitos, cabecitas y casitas, o tratar de cuadrar una fotografía en donde sólo se veía el color verde del matorral que estabas armando. Que bonito era todo eso.

¡Qué niñez!… y creo que dejo en el tintero un montón de juegos e historias divertidas que viví a esa edad. Cuántos raspones, chichones y regaños me gané. Cuántas muñecas, cocinitas, ollitas, platicos y estufas plásticas tuve. Mi niñez es un pedacito de esto que les cuento. Mi memoria a través de los años se convierte sólo en un velo que ensombrece esos momentos, pero nunca, espero yo… olvidados.

Ahora pensando nuevamente en mis vecinitos, pienso en ellos y me dá tristeza. Porque tienen televisor pero la programación en la TV es pésima. Pareciese que a los chiquitines les creyeran "idiotas" y a los más grandecitos les enseñan a ser más traviesos e irresponsables con programas sosos y sin contenido. Pero además de eso, tienen juegos de video: Nintendo, Xbox, Wii, PlayStation… o computadoras  (bueno, los que pueden y que sé son pocos), que absorben y queman sus delicadas neuronas haciendo de estos niños seres inútiles. Ya no disfrutan la libertad al correr (por culpa de la inseguridad de mi ciudad) ni la creatividad al inventar sus propios juguetes pues ya no hay estimulación en estos pequeñines.

Ummmm... al recordar viejos tiempos me dieron ganas de volver a ser niña…

19 de noviembre de 2012

Desdibujándote...


A veces creo que borrarte
en definitiva debe ser mi estrategia.
Ya lo hice una, ya lo hice dos...
creo que ya la vencida es la tercera.

Tú no eres más que nadie,
pero nadie es mejor que vos.
Por eso yo te digo:

"Ese día que tú vengas,
ya quizá y no me halles,
porque he perdido la paciencia
para dejar que tu me encuentres.

He llorado hasta el cansancio
para que ese llanto sea indeleble
y he soportado tragedia
cuando el corazón dejó de ser rebelde"

2 de agosto de 2012

Cicatrices que matan... historias que enseñan.


En mi corazón abundan miles de cicatrices. Cicatrices de rabias, angustias, tristezas. Desamor.  
A veces creemos que están curadas, que ya esa pequeña herida que duele como un "putas" nunca volviese a molestar, pero no es cierto.
Anoche para mi no fue la mejor de ninguna de mis noche... o quizá la repetición de unas muy pocas que nunca quisiera repetir. Noche de enorme luz de luna llena que alumbraba hasta el más profundo de mis recuerdos, donde la imaginación también me jugaba una mala pasada pues contrastaba imágenes que no sé si hayan pasado o que quizá estuviesen sucediendo en ese instante. 
Anoche sentía como esas heridas se abrían de nuevo y brotaban lágrimas de ellas. El corazón más apachurrado que nunca y ese matiz de recuerdos y pensamientos me retorcían el alma... y hasta el cuerpo. Más de la 1 a.m., despierta más que nunca y con ganas de dormir, recordando esa canción que dice: "Quiero dormir cansado, y no despertar jamás. Quiero dormir eternamente", y a ese estado quería llegar yo. Al de la eternidad. No podía sostenerme en pie, no quería estar en mi cama... todo todo me estorbaba. Hasta la existencia misma.
Recurrir al perdón de Dios (No sé por qué, nunca he le hecho daño a nadie. Seguro era el perdón por mi ingenuidad, por mi terquedad. Por no escucharlo), arrodillarme frente a él y pedirle con dolor y angustia un "ya no más". El piso frío de la noche fue mi mejor abrigo. Su dureza, la dureza misma y la firmeza que tenia que adoptar de ahora en adelante. Las rodillas me temblaban y por un momento me derrumbé por completo, aún apretando los labios para no seguir llorando y con una extraña sensación como de poseída por un espíritu malévolo... por esa rabia, yo lo sé. Mis pensamientos jugaban conmigo, el recuerdo de su rostro y sus caricias en pieles diferentes a la mía. ¡Qué rabia! Me tomaba la cabeza como si una voz me dijera que era cierto, como confirmando ese pensamiento. Mi conciencia me lo decía y yo no la escuché. 
Revolcarme en ese duro piso fue lo que más me aterró, porque cada agonía estaba acompañada de una convulsión con un dolor fuerte en mi pecho. Hacía fuerza para evitarlo, pero me podía más ese estremecimiento que se repitió en varias ocasiones (esta noche fue diferente a esas otras llenas de dolor). Las lágrimas brotaban forzadas porque no quería derramarlas como una Magdalena a moco tendido. No quería ser descubierta por mi familia. 
Cuan doloroso es tragarse ese llanto y aún así logre llorar mucho. Ese dolor profundo en el pecho como punzada de daga que te atraviesa el alma misma, me iba quemando no solo el corazón sino las ganas de vivir. Que feo se siente querer no ser ni estar, dejar el último suspiro en ese mismo momento. Cerré mis ojos y a Dios le pedí que resolviera dejarme estar a su lado. Muchas veces, en situaciones anteriores pensaba en miles de maneras para morir, siempre buscando la menos dolorosa y menos vergonzosa para mi familia. -¡Qué absurdo!- decía después, -no soy quien para disponer de mi vida, no soy yo la que decide eso. ¡Qué acto más cobarde!- Pero volví a sentir esa cobardía, pero con la única diferencia de que ya no buscaba "maneras" sino que pedía a Él, a Dios, que me dejara estar a su lado que cegara mi vida y que me perdonara de todo lo dicho, lo hecho y lo pensado. Me estaba arrepintiendo de mis pecados antes de cerrar mis ojos por si Dios escuchaba mi petición y a la mañana siguiente yo... 
A Dios le reproché el por qué de mi existencia. No siento que tenga propósito de vida, me he sentido ahogada en la angustia y el fracaso, la decepción y el infortunio. Me siento sola. 
Los recuerdos de él, de ese causante de mil cosas en mi vida a quien yo creía haber superado, me retumbaban. Sé dónde está. Ahora entiendo por qué no me quiere contestar el teléfono. Él pensará que estoy llamándole para decirle otra vez que le quiero y que a Dios le pido por él, que le lleno de bendiciones. Él no sabe que desde hace varios días decidí no volver a quererlo nunca más, y me estaba funcionando. Mi dolor y mi rabia no radicaba en esa decisión, yo sé que él no me quiere y nunca me quiso. Mi rabia radicaba en saber que está en... bueno, por allá con su pareja. Yo no sabía que ella existía, pero logré confirmarlo. Aunque en sus fotos en sólo una estaba con ella, logré unir varias fichas que me indicaban lo que yo sospechaba. -Ella es su novia-
Jugó conmigo y lo más feo es que yo lo dejé. Aún así permití a mi corazón amarlo con locura y siempre se lo dije. Yo esperaba que en algún momento su honestidad me dijera: -No, no te quiero de esa manera- y yo sin problema alguno dejara las cosas quietas. Pero lo que me dá rabia es que nunca fue sincero, siempre se quedó callado ante esos "te amo". ¿Qué sentiría él cuando me escribía que me amaba? Lo escribió muchas veces al igual que yo, y nunca nos lo dijimos en la cara. Lo más seguro era que se riera como disfrutando de su juego cuando yo volaba en felicidad cada vez que le leía. ¡Qué ingenua! ¿Verdad? ¡Fui una tonta!
Aún recuerdo cuando me dijo: ¿qué son esas bobadas que me enviaste?... y sí, fueron bobadas. Esa bobada que haces empujada por la sospecha y la duda. Su reacción me diría todo (y me lo dijo todo con esa manera en que me habló). Más tonta aún guardar la esperanza, porque esa tarde cuando me lo dijo, me besó. Un beso que calmó por un momento mi angustia, aunque yo ya tenía tomada la decisión. Esto se acabó.
Estaba tranquila, sabía que no era una mala decisión... pero es que lo de ayer me confirmaba todo todo. Que desfachatez de hombre, si es que hombre se le puede llamar a ese que sabe que una lo ama con toda el alma y que haría cualquier cosa por él y no es capaz de ser sincero. ¿Me vería la cara de tonta? No hay la menor duda de ello. Yo soy su fichita movible y removible con la que puede hacer lo que quiera. Soy esa a la que quiere de "mocita" para que le dé satisfacción. 
Algo me he quedado pensando y es que es curioso, tuvimos varias ocasiones planeadas para estar juntos (a solas y en la intimidad) y de esas 3 o 4 donde yo había tomado la decisión (aún con temor a estar haciendo lo incorrecto), accedí a vernos. Teníamos fechas y horarios cuadrados y siempre me quedó mal. Vestida y alborotada. Plantada. Curiosamente con el teléfono apagado o nunca lo contestaba, en otra ocasión me sacó una excusa pendeja. A veces pensaba si es que le daba pena de mi o miedo (miedo que él decía era yo la que le tenía a él). ¿Será que no le funcionaba "el muchacho"? Porque él no es ningún jovencito... 21 años fue nuestra gran diferencia. Siempre lo justifiqué y no le insistí... creí ser comprensiva, y solo fui una burlada. 
Su apartamento nunca lo visité, nunca supe que era verlo ni siquiera en fotos (o lo vi en un par de ellas). Yo sabía en qué barrio... y sabía hasta en qué apartamento vivía, aunque él nunca me lo dijo. Su dirección la descubrí en un documento que él me mostró, y en un momento que salió del lugar donde estábamos, logré memorizarlo. Difícil no es llegar a él. Debo confesar que una vez estuve allá afuera divisando su ventana, deseando verlo salir (y ojalá acompañado de alguien para poder bajarme de la nube en la que estaba). Pero todo estaba cerrado, ventanas con cortinas abajo. No tuve más que regresarme a mi casa porque me faltaban "paticas" para irme a regocijar en mis cobijas revueltas junto con mis pensamientos y los recuerdos... Oh, benditos recuerdos. Besos locos y desefrenados, el aroma de su cuerpo, sus manos recorriéndome por debajo de la ropa. Esa adrenalina que se sentía al pensar que podríamos ser descubiertos. Nada del otro mundo. Nada de contenido importante en esa relación vacía que elevé sin forjar cimientos fuertes para sostenerla. ¡Que desplome tan HP! Un castillo de naipes que estaba en el aire... un fuerte viento sopló y se lo llevó. 

Esta historia me queda corta... algún día escribiré ese libro tan anhelado donde contaré mas de mi. Esto es solo parte y principio de ese propósito. Gracias por leerme.

15 de junio de 2012

¿Sabes lo que quiere una mujer?


Para aquellos hombres que aún no saben que es lo que queremos las mujeres, aquí le enseñaré lo simple y sencillo, como siempre lo hemos pedido.



"La mujer no quiere una mirada, quiere una sonrisa. 

Ella no quiere compañía, quiere presencia. 

La mujer no quiere llanto, ella quiere lágrimas. 

La mujer quiere, lo que es más sencillo otorgar. 



La mujer no busca una mano, busca tacto. 

No busca momentos, espera acontecimientos. 

La mujer no busca tu risa, espera tu alegría. 

Ofrece lo que siempre has podido dar. 



La mujer no desea un cuerpo, desea un abrazo. 

No desea halagos, desea palabras. 

La mujer no desea unos labios, desea un beso. 

No desea ser persona, desea ser mujer. 

La mujer no espera tu tiempo, espera tiempo contigo. 

La mujer no espera pasión, espera romance. 

No espera sexo, espera amor. 



La mujer no espera belleza, espera que la hagan sentir bella. 

La mujer es mujer, no la trates como a un hombre. 

La mujer es mujer: no es física, es sentimental. 

La mujer no es cuerpo, es corazón. 



La mujer no eres tú, no la trates como esperas que te traten. 

La mujer no es para poseer, es para admirar. 

La mujer no es para convencer, es para amar. 



La mujer no es para conocer, es para entender. 

No es lo que tú crees, ella es mucho más. 

La mujer no es un rostro, es un todo. 

La mujer no es difícil, es misteriosa. 

La mujer no es tacto, es caricia. 

Ella no es la espina, es la rosa."



AUTOR: Desconocido

13 de mayo de 2012

Libreta de Apuntes (Cuando la inspiración llega a pedacitos)



"Quisiera volverme tu costumbre, convertirme en tu hábito... serte indispensable. Quisiera ser casi como el aire que respiras, el agua que a diario bebes y la luz que te ilumina"


"Extrañarte me ha servido para darme cuenta de que te quiero, pero me ha servido aún más para darme cuenta de que tu no a mi"


"Contemplar cada mañana a tu lado es maravilloso, único, irrepetible.... hasta que me despierto"


"Hace mucho tiempo me dí cuenta de que eres un LADRÓN... Te robaste mis sueños y mi corazón"


"No es el tiempo que lleve de conocerte, es el tiempo que quiero seguir compartiendo a tu lado"


"El reloj me mira a cada hora de manera desesperada, porque se me está agotando la vida al no estar a tu lado"





21 de abril de 2012

Que mas quisiera... no vale la pena. ¿Me entendiste?


¡Qué más quisiera yo! 
Que encontrar en tu mirada un rayito de amor. 
¡Qué más quisiera yo! 
Que encontrarte en mi puerta con un ramo de frases que te salgan del corazón.
¡Qué más quisiera yo! 
Que robarte uno de tus tantos sueños, robarte las miradas o al menos un pensamiento.

No vale la pena querer tanto cuando hay tan poco. Cuando no hay nada.
No vale la pena mendigar deseos, cuando tus sueños empiezan a verse frustrados ante la soledad de sus palabras.
No vale la pena siquiera querer suficiente porque incluso querer un poco es demasiado.

Ya ni sé si mis palabras tengan contexto, si tengan conciencia o hasta razón. 
A veces creo que escribo sin sentido, con la razón misma de la locura cierta cuando se quiere con el corazón.

5 de febrero de 2012

La Soledad - Ricardo Arjona


La soledad es una ingrata a la que se le va agarrando el gusto
con un alto riesgo de parar completamente enamorados de ella
La soledad es un hotel que no es de nadie, es una cama que no es mia
es despertarme a las 3 de la mañana y no saber donde esta el baño
La soledad soy yo

La soledad es la gota del agua, en la llave del baño
que no quieres apagar para no sentirte solo
La soledad es como un suplicio, ingenioso de la naturaleza que hace
que nos encontremos con nosotros mismos para poder valorar a los demas
La soledad es un espejo que no miente

La soledad son ese monton de sonidos que no escucha nadie
pero que hacen demasiado ruido
La soledad soy yo, en compañia del pasado
La soledad es un beso que se desperdicia en la almohada
es ver la sombra y la silueta de alguien que ya no esta

La soledad es una malvada insoportable y maravillosa
que me gusta, no se bien porque
La soledad, es entender por fin que no hay mejor compañia
que la soledad

Es el velorio de un dia que se fue
Es dejar de estar haciendo nada, prepararte, vestirte, abrir la puerta,
salir, para seguir haciendo lo mismo
La soledad, es la compañera, la del miedo, la de los futuros inciertos,
la del camino, la busqueda...

31 de enero de 2012

Otoño


Campos otoñales con destreza primaveral, no confunde sus deseos con la realidad. 
Sus canas al viento demuestran sabiduría,
pero sus besos son los de un joven cuando empieza a amar.
Sus manos ya arrugadas y la mirada algo ajada 
no se deben comparar con sus ganas de luchar.

Un mundo nuevo se despierta cada día en su trajinado andar.
Vive como joven...
como joven habla, como joven ríe, como joven sueña, como joven ama.
Su sabiduría no se limita a dejar de lado vivencias nuevas,
su sabiduría radica en aprovechar cada día y vivirlo con intensidad.

Un ser humano nunca se vuelve anciano
cuando en su mente es jovial,
cuando sus deseos aún circundan en la lucha,
cuando sus metas aún no culminan,
cuando aún hay propósitos que le impulsan a continuar.

Abre las ventanas de tu mente, deja entrar la luz
Pues la luz de cada día es nueva, es una luz primaveral

Vive, ríe, sueña, alcanza, goza, ama... mientras estés vivo,
sin importar la edad.

¡Vive cada otoño en su tono primaveral!