11 de enero de 2011

Y vivía tranquila sin saber tu nombre...



Y vivía tranquila sin saber tu nombre,
llena de alegría cuando nunca yo te vi,
amarrando lunas y estrellas para poder perder el tiempo
sin necesidad de tener que pensar en ti. 

Ahora todo es distinto:
está tu rostro, tu voz,
y tus ojos brillando en cada uno de mis sueños.
No soporto cada día al despertar
porque en la tristeza y el dolor vuelvo a parar
...por culpa de ésta terrible soledad.

Necesito descifrar mi vida
y olvidar tu nombre.
Necesito recobrar mi alegría...
pero olvidé las razones que me hacían sonreír.

Vivir en la penumbra hasta encontrar la luz es lo que me queda... 
es sólo lo que queda.


Adriana A.