28 de mayo de 2023

Volver


Me tomó mucho tiempo volver... Y mis historias son muchas. 

Los aprendizajes: ¡INFINITOS!


Volvamos a escribir... 

¿Amor, decepción, tristezas, alegrías, superación, derrotas, triunfos?


¡¡¡TODO!!! 

La vida misma







11 de enero de 2014

Me importa un pito que las mujeres...



No sé, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme! 
 Esta fue -y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.

     ¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué  me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado? 
  ¡María Luisa era una verdadera pluma!

     Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba de comedor a  la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
     ¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.       "¡María Luisa! !María Luisa!"... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.
    Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.
    ¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Qué voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... la de pasarse las noches de un solo vuelo!
     Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?

     Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando. 

Oliverio Girondo

Encontrarás un fragmento de éste texto al inicio de la película "El lado oscuro del corazón". Recomendada




Película: El lado oscuro del corazón 


  
 

7 de enero de 2014

¡APIÁDATE DE MI CORAZÓN, ALMA MÍA!

¿Por qué lloras, Alma mía? 
¿Acaso desconoces mis flaquezas? 
Tus lágrimas me asaetean con sus puntas, 
Pues no sé cuál es mi error.
¿Hasta cuándo he de gemir?
Nada tengo sino palabras humanas 
Para interpretar tus sueños,
Tus deseos, y tus dictados. 

Contémplame, Alma mía; he 
Consumido días enteros observando 
Tus enseñanzas. ¡Piensa en todo 
Lo que sufro! Siguiéndote mi
Vida se ha disipado.

Mi corazón se ha glorificado en el
Trono, pero ahora no es más que un esclavo; 
La paciencia era mi compañera, mas
Ahora se ha vuelto en mi contra; 
La juventud era mi esperanza, mas 
Ahora desaprueba mi abandono.

¿Por qué eres tan acuciante, Alma mía? 
He rehusado el placer
Y he abandonado la dicha de la vida 
En pos del camino que tú
Me has obligado a recorrer.
Sé justa conmigo, o llama a la Muerte 
Para que se desencadene,
Pues la justicia es tu virtud.

Apiádate de mi corazón, Alma mía. 
Tanto Amor has vertido sobre mí que 
Ya no puedo con mi carga. Tú y el 
Amor son un poder inseparable; la Materia 
Y yo somos una debilidad inseparable. 
¿Cesará alguna vez el combate
Entre el débil y el poderoso? 

Apiádate de mí, Alma mía. 
Me has mostrado la Fortuna 
Inalcanzable. Tú y la Fortuna moran 
En la cumbre de las montañas; la Desdicha y yo 
Estamos juntos y abandonados en lo profundo 
Del valle. ¿Se unirán alguna vez
El valle y la montaña? 

Apiádate de mí, Alma mía.
Me has mostrado la Belleza y luego
La has ocultado. Tú y la Belleza moran 
En la luz, la ignorancia y yo
Somos uno en la oscuridad. ¿Invadirá 
La luz alguna vez las tinieblas?

Tu deleite llega con el Fin,
Y ahora te revelas anticipadamente; 
Mas este cuerpo sufre por la vida 
Mientras vive.
Esto es, Alma mía, el desconcierto. 

Presurosa huyes hacia la Eternidad, 
Mas este cuerpo fluye lento hacia 
El Fin. Tú no lo esperas,
Y él no puede apresurarse. 
Esto es, Alma mía, la tristeza.

Te elevas raudamente, por el mandato
De los cielos, mas este cuerpo se desploma 
Por la ley de gravedad. No lo consuelas
Y él no te quiere.
Esto es, Alma mía, la desdicha. 

Eres rica en sabiduría, mas este 
Cuerpo es pobre en comprensión. 
Tú no te arriesgas
Y él no puede obedecer.
Esto es, Alma mía, el límite de la desesperación. 

En el silencio de la noche visitas
Al enamorado y gozas con la dulzura
De su presencia. Este cuerpo será por siempre
La amarga víctima de la esperanza y la separación. 
Esto es, Alma mía, la tortura despiadada. 
¡Apiádate de mí, Alma mía!

Khalil Gibran

30 de septiembre de 2013

Culmina la espera

Estuve esperando por su ayuda, pero nunca llegó. 
Quisiera culparle de mi desgracia, pero de nada me sirve
Usted seguirá vivo, encontrará su camino, labrará su destino
Yo en cambio, yaceré el las penumbras de un túnel sin regreso
donde solo queda la compasión de quien ore por mi salvación.

Algún día...

Algún día te acordarás de mi nombre, intentando hallar una imagen de lo que yo era. Algún día te preguntarás como me conociste, intentando escarbar entre tus pertenencias. 

No hallarás respuesta, porque fui como el viento que llegó sin anunciarse; pasé como el río, solo dejando huella de su leve paso antes de que encontrase la sequía. Fui como las olas de un mar muerto, como la flor que se marchitó en su botón, como la sonrisa que nunca nació. Fui dulce fruto que no retoñó.

Me he perdido, no he venido, ¿de dónde vengo? ¿para qué vivo?. 
Se que existí pero nunca fui. Se que existo pero no soy.
Pierdo la luz, pierdo el camino, pierdo el rumbo al que he venido.

13 de agosto de 2013

Crónica: un día más como desempleado... y con la esperanza de cambiarlo

(Algo largo el texto y las fotos y video de baja calidad, así que ofrezco mis disculpas y agradezco a quien se atreva a leerlo)

Hoy llegué a casa cansada después de un largo trajín. Mi cansancio no era físico (o quizás un poco). Mi cansancio era más de carácter moral, ético y emocional. Sólo puedo decir: ¡Me cansé!... me cansé de ver cómo siguen pasando por encima de las personas más necesitadas, me cansé de las ilusiones maltratadas de las cientas y cientas de personas que vivieron el anhelo de alcanzar una mejora en su calidad de vida y en la de sus familias. Me refiero a la vergonzosa convocatoria realizada para el día de hoy 12 de agosto (y los días 13 y 14) ExpoEmpleo. Les contaré entonces desde mi experiencia y percepción lo que sucedió el primer día:

Salí en compañía de una amiga a las 8 am a abordar el MIO para asistir a una convocatoria que reúne varias empresas de diversos sectores con el fin de promover el empleo en nuestra ciudad, brindando oportunidades a la gente para acceder a ellos. En esta jornada de 3 días con un horario de 9 am a 5 pm, empezó su fracaso en el primer día. Llegamos muy ansiosas e ilusionadas, con cierta curiosidad de cómo sería el proceso, cuánta gente iría, a qué hora estaríamos saliendo... e infinidad de cosas. Llegamos y ya la fila iba larguísima, dando la vuelta por todo el rededor del Coliseo del Pueblo. Nos acomodamos esperando a que fueran las 9 am y que se diera inicio a la jornada, pero pasaba el tiempo y ya media hora pasada y nada. Yo veía que había gente que llegaban con unos folletos donde se resumía los perfiles ofrecidos por las empresas, así que me fuí a la entrada principal a pedir uno. Dejé a mi amiga y me dispuse a tomar camino por el resto de camino pasando al lado de las personas que llegaron después de nosotras... ¡y cosa tremenda! Qué cantidad de gente que había llegando y llegando. Llegué a la entrada y se habían agotado los folletos, pero aproveché para preguntar a los policías de las entradas si tenían conocimiento de la apertura del coliseo, a lo cual me respondieron que entre las 9:30 y 10 am estarían permitiendo el ingreso a la gente. Me enfadé un poco, porque si la gestión era para las 9 am ¿por qué tenían que abrir una hora después?. Dejé así y me dispuse a regresar. 

Estos espacios donde se reúne mucha gente, y más cuando de largas esperas se trata, se permite la socialización al extremo. Así fue como empezamos a conversar varias personas que estábamos cerca: que la demora, que las aspiraciones de empleo, que si trajo hoja minerva o impresa, que si había que llevar certificados de estudio, que al uno le tocó pedir plata prestada pa' llegar, que otros con el mero pasaje para regresar a sus casas... y así. Tanta confianza logramos que hasta la vida nos empezamos a contar. Ya se nos iba haciendo más de tarde y analizábamos las personas que asistían. Desde muchachas y jovencitos inexpertos hasta señores y señoras de mayor edad, algunos muy deportivos en sus atuendos, otros más sencillos y otros más formales (desde corbatas en caballeros y altos tacones en las damas).

Yo me inquietaba, miraba a lo lejos, me salía de la fila, preguntaba a los que iban pasando y no aguanté más, me fuí a comprobar por mi misma qué sucedía. Con otra chica de la fila nos fuimos a averiguar. Unos policías habían en la entrada... me acerco y escucho lo que le dicen a otra persona: "que hay un permiso pendiente por firmar en la alcaldía para dar inicio a la convocatoria" y por eso no empezaban. ¡Jummm! y me he "enchichao" y les dije, "pero como así, ¿no se supone que este evento está avalado por la Alcaldía?" a lo que me respondió un señor (otro en la eterna espera)... "no, que vá... esto no lo están avalando ellos". Me pareció raro, porque en los folletos y medios de comunicación decían que el respaldo era la alcaldía.

No me quedé con la duda sobre la hora de llegada de las primeras personas y como buena periodista en ese momento me dispuse a indagar. En su mayoría las primeras personas formadas eran hombres y me indicaron que desde las 3 am estaban allí. Me sorprendí y yo con el estomago gruñendo pregunté: ¿y han podido desayunar, almorzar? a lo que respondieron que no por el temor a perder sus primeros puestos. Me fuí indignada por este despelote.

Pasaban los minutos y la mañana fría empezó a atenuarse dando paso al imponente y acalorado sol. Incluso por ahí nos dijeron que según hubo eclipse de sol, cosa que no ví ni me pareció. Rumores de pasillo (literalmente). Ya la fatiga nos seducía en esos destellos de medio día que van llamando al hambre, porque nuestro cuerpo sabe que se acerca la hora del almuerzo. Los bostezos abundaban y la paciencia escaseaba. Otro lío: no había servicio de baños cerca y nos tocaba echar carrera al velódromo o al patinódromo a ver si nos hacían el "fa", pero por allá no se pudo. En una de esas, y esperanzadas a que no abrieran todavía (al menos no en nuestra ausencia), echamos pa' Cosmocentro. Tocó pegar caminada a paso largo, con sol encima, fatiga y calor. El tema del camino:"las demoras en el acceso" y el colmo que fuera por culpa de la alcaldía. A nuestro regreso: despistar la fatiga con una picadita pa'l camino, el cual nos quedó "en una muela" como diría un amigo.

Reunidos nuevamente el grupo de personas en espera, y el "corrinche" formado por nosotros seguimos la discusión de la continua espera y a lo que siempre respondíamos "la necesidad tiene cara de perro" así que "si ya esperamos lo más, pues a esperar lo menos". Y así fue: otra hora más, sentados, de pie, en el sol, en la sombra, sobre el concreto y después en una zona verde a un ladito. Nos sentíamos como haciéndole el kamasutra a la paciencia y la espera, un trío patético con la fatiga que nos seguía acechando.


Alrededor de la 1:30 pm y pasa un joven en moto (según él desde la madrugada en la fila inicial) incitando a las demás personas a que nos reuniéramos en la entrada y que fuéramos a tomarnos la calle quinta. No estuve de acuerdo con eso de tomarse la calle quinta porque siempre dije: "el problema es acá, con los de acá... hablemos con los funcionarios" y sintiendo un poco esa Univalluna dormida que nunca saqué a flote en mi Alma máter, la saqué (un poquito) en el coliseo. Nos fuimos -casi todos- y ya había un gran tumulto de gente alegando, chiflando y haciendo arengas. Me acerqué a la puerta y un funcionario hablando. No se le entendía nada por la tanta bulla que había, pero la misma gente pedía por favor silencio y empezó a hablar indicando el problema: 'que la falta de una firma de un permiso de la alcaldía', 'que aún nos quedaba martes y miércoles', 'que mañana podían ir'... y más más excusas. La gente siguió alegando sobre 'cómo se hará la reposición de este tiempo perdido', 'y las listas firmadas qué'... y se volvió un despelote más grande.

Ya decepcionados decidimos irnos, pero llegando a la calle quinta nos encontramos con la gente que de veras se había ido a bloquear la calle quinta. Primero, sentido norte-sur bloqueando no solo carriles del MIO sino también todos los demás vehículos. La gente se formaba en cadena humana para impedir la circulación por todo lado. Alegaban, algunos con cartelitos improvisados y otros gritando: “queremos empleo” y tachando al alcalde y sus secuaces como “mentirosos”... entre otras cosas que se repitieron entre los ciudadanos y que no recuerdo, pero que también repetí entrada ya en el calor de la molestia y el descontento. Se rasgaban y quemaban hojas de vida en símbolo del descontento. 

Habían en el escenario varios buses parados, gente que salían de los mismos molestas por la protesta. Carros particulares y busetas escolares con el retraso encima. Llegaron pocos policías intentando hablar con la gente, pero caso imposible. Algunos guardas llegaron a movilizar y coordinar la circulación del trafico, el cual resultó todo un éxito porque no sabemos cómo ni en qué momento, empezó a fluir por otro lado. 

Una de las cosas, no sé si en medio de mi enojo o de veras porque mi percepción es distinta (ahora), pero me chocó el hecho de que un medio de comunicación (noticiero) según lo relatado por algunas personas de la fila y cerca a la entrada, asistieron juiciosos al coliseo en la mañana a registrar la jornada en sus primeras horas, pero a esta hora de la tarde (ya pasadas las 2 casi 3 pm) donde nunca se abrieron las puertas y donde la gente se sintió ultrajada, burlada y humillada, no apareció ni un “pinche” medio de comunicación como dijo un joven al pie de la Estación Unidad Deportiva. Si mucho vimos un periodista gráfico del Diario Occidente... y ni más. Me indignó pensar que los medios de comunicación no tienen sentido de compromiso, que su compromiso social es nulo, que ellos que son la voz de los que no tienen voz, no aparecieron. Y es que es patético que para que aparezcan los noticieros, diarios y demás, debe ser indispensable y casi como requisito la presencia inminente de  un muerto cuando menos y algunos cuantos heridos. Periodismo amarillista. 


Entonces ¿las marchas pacíficas y la expresión del pueblo no valen? ¡Ahh no! Debe ser prioritario el muerto, el baleado, el borracho que en su carro se lleva por delante unas cuantas personas, la niña violada, las pandillas y así, pero el ciudadano de a pie, el que exige sus mínimos derechos, el que quiere trabajar, el que quiere ser parte del progreso de la ciudad y no lo dejan... a ese que se joda y se defienda como pueda. Esperamos, y esperamos bastante a esa presencia pero no apareció, eso si, los más juiciosos y aplicados en aparecer fueron los del ESMAD y llegando esa parrandada de asesinos se formó el desorden y caos que no se dio al principio. Llegaron imponentes como siempre, retumbando en su andar con sus enormes escudos y gases lacrimógenos. El primer estallido ¡¡PUM!! y esparcidos la gran mayoría. Algunos aún resistían, se buscó mediar y uno de los 'lideres' del bloqueo intentó socializar con esos patanes, pero más que imposible, no se logró nada. Al contrario, nos corretearon hasta la entrada a la estación del masivo y allá agarraron como entre 5 a un muchacho y la gente gritando y no dejando que se lo llevaran. Se fue calmando poco a poco pero algunos volvieron a tomarse el carril del MIO y bloquearon, cuando en esas se regresan nuevamente los del ESMAD. 


Las cosas se calmaron como debía ser, con los hombres de negro presentes. La indignación se conserva, el enojo, el ultrajo, la tristeza y la impotencia de no ser Dios y ayudar a tanta gente que de verdad lo necesita. Yo soy una víctima más de mi sociedad, esa golpeada y marchita que bloquea, no solo vías del MIO, sino los deseos de los que quieren salir adelante y darle lo mejor a sus familias. Falta esperar a la segunda jornada de esta espectacular convocatoria divulgada hace más de ocho días y que ahora ha desilusionado a muchos. Quien sabe si aún le quede ganas a alguien de asistir, porque de verdad, no es tanto las ganas de pararse a hacer una larga fila sino las ganas de trabajar para hacerle frente a la necesidad, esa  “que tiene cara de perro” y que quienes ya aguantaron lo más ¿por qué no aguantar lo menos?

31 de diciembre de 2012

Gracias 2012



Gracias 2012 porque me dejaste y enseñaste muchas cosas: porque reí y lloré... y volví a ser feliz; porque amé y odié... luego perdoné y volví a amar; porque hice amigos y los que ya lo eran, algunos de ellos se perdieron en el destino... (aún así no los olvido quedando siempre ellos en un lugar especial de mi corazón.)

Gracias 2012, porque conocí a la gente valiosa y maravillosa a la que vale la pena conservar a como dé lugar, a quererlos y cuidarlos... 

Gracias 2012, porque aunque tristezas viví, angustias lloré... aprendí. Conocí. Valoré... Ahora sé qué errores no volver a cometer.

Gracias 2012 porque escalé un poquito más en esta vida simple y sencilla, porque siento un leve crecimiento en mi ser... porque sé que 2013 será fructífero y me ayudará a tener lo que con amor he intentado sembrar.

Gracias 2012 porque siento que haz sido el preámbulo de algo mucho mejor. Siento cómo la buena energía brota por mis poros indicándome que pronto se abrirá una nueva puerta... esa INMENSA llena de amor, salud, alegrías, emociones, felicidad, oportunidades, esperanza, fé... sé que será un año fabuloso. Me lo dice el corazón.

Gracias 2012... mis recuerdos guardados en mi memoria por siempre. 

Ahora sí!!! BIENVENIDO 2013!!

15 de diciembre de 2012

Las ilusiones

No caben más en mi alma, 
ni en mi vida, ni en mi drama.
Cada ilusión se vuelve tumba 
cuando se bajan de la montaña.

De cielo a tierra a mil por hora
y acá en la tierra dolor abunda.
Parecen fuego, parecen dagas
a veces queman, a veces clavan.

Las ilusiones, todas mentiras
que en su momento parece real 
Las ilusiones, ya no son mías
cuando descubro que solo es mal

Tanto he volado, tanto he soñado
tanto he deseado sea real
Ya no más llanto, no mas engaño
solo deseo llegue el final

14 de diciembre de 2012

Qué linda fue mi niñez (Escrito hace varios días)



Hoy en horas de la tarde cuando leía los comentarios de mis amigos a través de las redes sociales y mientras pienso en algunas ideas y proyectos, escucho las voces y las risas de mis vecinitos de cuadra. No sé a qué jugaban o si no jugaban y sólo hablaban... de veras no sé. De repente siento un par de tiros, disparos de arma de fuego… ¡¡plomo!! Me asusto toda, aunque no entiendo por qué si este sonido en mi barrio suele ser tan normal como el pasar de las motos y los carros por la calle, la música del vecino y el ladrar de los perros. Me levanto de la silla y me asomo por la ventana percatándome de que no sea en la cuadra exactamente el tronar de algún gatillo. Analizo plenamente la situación. Los adultos todos asomados por las ventanas y en las puertas de sus casas, algunos padres de familia llamando a gritos a sus niños con el temor de que haya más disparos, mientras ellos se resguardan en cualquier casa con puertas abiertas.

Me he quedado pensando, recordando mis viejas épocas de niñez -bueno, a decir verdad no hace tanto tiempo… soy una niña aún jejeje ;)-  y sólo me queda por decir “qué linda fue mi niñez”. Seguro no fue tan bonita como la de mi mamá, quien me relata sus anécdotas de cuando vivía en la casa de sus abuelos disfrutando de la deliciosa y fría brisa en aquel pueblito del Cauca (a 15 minutos de Popayán) que rodeado de montañas y árboles, lucía bella… libre de esa contaminación absurda en la que vivimos hoy. Un hermoso paisaje cubierto de neblina en las mañanas y con el agitar de las copas de los arboles en las tardes, bajo ese enorme manto azul llamado "cielo".

Ella me habla de los muchos juegos que compartía con sus primos y tías: jugaban con yoyo, canicas, trompo, pelota y pirinola; corrían de un lado para el otro jugando al escondite,  la lleva, el cojín (algo muy parecido a lo que conocemos como “congelado”), el ponchao, paticos al agua, la rayuela, la gallina ciega, el lobo, el gato y el ratón, el tin-tin corre-corre; al sonar de las rondas infantiles como  ¿Dónde está la margarita?, Agua de Limón, El Puente Está Quebrado... "uuu épocas aquellas" dice ella como añorando cada momento vivido.

Los niños de su época utilizaban gran parte de su tiempo buscando diversas maneras para jugar y la creatividad hacía parte de su gran travesía. Hacer sus propios juguetes era algo divertido: hacía zancos con latas o tarros de leche, elaboraba los muebles para sus muñecas y jugaba a los "carritos" armándolos ella misma con las piezas de madera sobrante que le quedaban a su abuelo en el taller de carpintería. También aprovechaban para pasear por las lomas tirándose desde los pastizales en cajas de cartón, gozaban de los burros o lo que conocemos como el “sube y baja”,  trepaban en columpio de vuelo (era lo que más se gozaba mi mamá). Ufff!! Cuántas cosas y muchas más quedan por nombrar.

Yo si mucho disfruté algunas de ellas, la gran mayoría en la escuela. Seguramente no en la misma medida ni con la misma intensidad como mi mamá, pues yo en su lugar tenia TV y me la pasaba viendo muñequitos como: Los Picapiedra, Los Supersónicos, Tom y Jerry, El Correcaminos, Las Aventuras de Tom Sawyer, Los Motorratones, El Capitán Planeta, Candy Candy y hasta la fastidiosa de Heidy y su abuelito. Recuerdo también a Sailor Moon, Los Caballeros del Zodiaco y Los Super Campeones -¡Ohh! Qué amor tan platónico el mío con Oliver Atom-. En este repertorio no podía faltar los Cuentos de los Hermanos Grimm que aún suelo ver los sábados en la mañana –sólo cuando me levanto temprano-.  ¡Ahhh! Pero qué dijeron… yo no era sólo muñequitos. También vi Los Dummies y Oki Doki, me enamoré de Pablo Rey en “De Pies a Cabeza”, y canté y bailé al ritmo del Show de Xuxa, Xiomy y Nubeluz. 

En mi generación se disfrutaba de la sacada de cicla y patines para salir corriendo por toda la cuadra. Pa´l que no tenía estos juguetes nos tocaba pedirlos prestados. El 24 -25 de diciembre no podía faltar el niño al que le regalaban la súper cicla, la grande, esa en donde salíamos todos detrás de él esperando turno para montar. O la niña que cambiaba sus viejos patines de ruedas con aquel imponente freno delantero (que parecía más bien un unicornio) y en su lugar recibía unos patines en línea cuando en su momento fue el gran furor.  

También nos gozamos mucho el jugar con la pelota… (¡Ohh! infaltable pelota de caucho que nos causabas problemas con los vecinos, que por cuanto vidrio tocaba, un vecino salía a pegar el grito. ¡Ahh!… y qué regaño o pela fija se obtenía después de roto el vidrio.) Qué tan chistoso era cuando salíamos corriendo y nos escondíamos todos antes de que cayera el último trozo de vidrio de esas tristes ventanas. Calle solitaria y vacía… un desierto total después del gran estallido. Y qué terrorífico era ver al vecino desfilar por la calle directico a la casa de los “presuntos implicados”. ¡Cuántas pelas por Dios! –menos mal mis pelas no fueron muchas ni tan fuertes como las de algunos amiguitos-. Me gané unos cuantos sustos cuando se me iba la pelota a los techos de las casas, porque si la pelota era mía me la tenía que ver con mi mamá y si no… con la vecina.

Recuerdo mucho el juego de “el ponchao”, los pringonazos en las piernas y brazos con aquellos que tenían muy buen tiro. No se me olvida “el reventado”, esas dos filas de muchachitos agarrados de los brazos y entre si lo más fuerte que se pudiera, a fin de no dejarse reventar por los oponentes. Debo confesar, yo no era muy buena reventando y siempre me quedaba en la fila del equipo contrario. Jugué rayuela y de eso recuerdo mucho como rayábamos las calles a punta de tizas y pedazos de teja rota. No recuerdo haber jugado ni Bobi ni Yermis (o Yeimy)… pero siempre los he escuchado. 

Yo como mi mami jugué a las escondidas, pero en mi época ya tenía un toque más innovador. ¿Quién sabe, se acuerda y jugó el famoso e internacionalísimo “Escondite Americano”? Yo no… ¡nunca!, sólo me contaban (-_o). Me reía mucho y me gozaba más el jugar “Tin-tin corre-corre”. Salir corriendo e ir tocando puertas a lo loco, escondernos lo más pronto posible y antes de que saliera el vecino. Pobres vecinos y pobre de mí que no lograba contener mis risas y carcajadas. "Paticos al agua" también me hacía reir mucho.

Yo no supe mucho de juegos de video, a veces me iba donde el vecino a jugar “Circus”, “Contra”, “Súper Mario”… así como peleas, fútbol y carritos. Nunca me faltó un Tetrix, eso si, ¡ni quejarme! Los había de todos los colores y sonidos. Unos grandotes grandotes y otros chiquitos, los últimos conocidos en forma de celular. Unos con una inmensa cantidad de juegos, de esos que creías nunca ibas a terminar ni te ibas a cansar de jugar, ¡jum! ¿Recuerdas esos Tetrix que decían 9999 juegos en uno? ¡Ahh si! esos que si mucho eran 6 pero se repetían muchas veces dentro de esa cajita de circuitos. Antes de un aparatejo de estos, lo más parecido que yo tenía era esos aparaticos plásticos llenos de agua donde tenías que ensartar una cantidad de aritos pequeños en dos palitos ubicados de manera vertical, aritos impulsados por una bombita la cual uno apachurraba en un botón del dichoso “checherito”.

Que no se me quede por fuera los benditos, agraciados y siempre recordados juegos de mesa: parqués, ajedréz, damas chinas, dominó, escalera, rompecabezas. El parqués siempre lo odié porque me la pasaba más en la cárcel que activa en el juego, me cazaban a cada rato y me "enchichaba" cuando me soplaban. El ajedréz nunca lo entendí, hasta ahora vieja que sé donde y como se mueve cada ficha, pero no me gusta. Las damas chinas, excelente juego para uno que ni es muy listo pero que tampoco es muy tonto. El dominó, lo "domino", lo tolero y lo paso pero me gustaba más hacer torrecitas con sus fichas. La escalera… ¡ahh que chévere era llevar la delantera!, caer en escalerita para trepar y trepar y como uno apretaba cola pa’ que no cayera el numero que te mandaba casi literalmente por "dentro de un tubo" hacia el inicio del juego. Los rompecabezas, el genio de los juegos de mesa, los que más me gustan y los que más admiro. Qué cosita era armar un pueblito lleno de muñequitos, cabecitas y casitas, o tratar de cuadrar una fotografía en donde sólo se veía el color verde del matorral que estabas armando. Que bonito era todo eso.

¡Qué niñez!… y creo que dejo en el tintero un montón de juegos e historias divertidas que viví a esa edad. Cuántos raspones, chichones y regaños me gané. Cuántas muñecas, cocinitas, ollitas, platicos y estufas plásticas tuve. Mi niñez es un pedacito de esto que les cuento. Mi memoria a través de los años se convierte sólo en un velo que ensombrece esos momentos, pero nunca, espero yo… olvidados.

Ahora pensando nuevamente en mis vecinitos, pienso en ellos y me dá tristeza. Porque tienen televisor pero la programación en la TV es pésima. Pareciese que a los chiquitines les creyeran "idiotas" y a los más grandecitos les enseñan a ser más traviesos e irresponsables con programas sosos y sin contenido. Pero además de eso, tienen juegos de video: Nintendo, Xbox, Wii, PlayStation… o computadoras  (bueno, los que pueden y que sé son pocos), que absorben y queman sus delicadas neuronas haciendo de estos niños seres inútiles. Ya no disfrutan la libertad al correr (por culpa de la inseguridad de mi ciudad) ni la creatividad al inventar sus propios juguetes pues ya no hay estimulación en estos pequeñines.

Ummmm... al recordar viejos tiempos me dieron ganas de volver a ser niña…

19 de noviembre de 2012

Desdibujándote...


A veces creo que borrarte
en definitiva debe ser mi estrategia.
Ya lo hice una, ya lo hice dos...
creo que ya la vencida es la tercera.

Tú no eres más que nadie,
pero nadie es mejor que vos.
Por eso yo te digo:

"Ese día que tú vengas,
ya quizá y no me halles,
porque he perdido la paciencia
para dejar que tu me encuentres.

He llorado hasta el cansancio
para que ese llanto sea indeleble
y he soportado tragedia
cuando el corazón dejó de ser rebelde"