Me tomó mucho tiempo volver... Y mis historias son muchas.
Los aprendizajes: ¡INFINITOS!
Volvamos a escribir...
¿Amor, decepción, tristezas, alegrías, superación, derrotas, triunfos?
¡¡¡TODO!!!
La vida misma
Cuando la vida te pone piedras para caer, levántate y escribe; es la mejor manera de librarte del dolor
Me tomó mucho tiempo volver... Y mis historias son muchas.
Los aprendizajes: ¡INFINITOS!
Volvamos a escribir...
¿Amor, decepción, tristezas, alegrías, superación, derrotas, triunfos?
¡¡¡TODO!!!
La vida misma
¿Por qué lloras, Alma mía?
¿Acaso desconoces mis flaquezas?
Tus lágrimas me asaetean con sus puntas,
Pues no sé cuál es mi error.
¿Hasta cuándo he de gemir?
Nada tengo sino palabras humanas
Para interpretar tus sueños,
Tus deseos, y tus dictados.
Contémplame, Alma mía; he
Consumido días enteros observando
Tus enseñanzas. ¡Piensa en todo
Lo que sufro! Siguiéndote mi
Vida se ha disipado.
Mi corazón se ha glorificado en el
Trono, pero ahora no es más que un esclavo;
La paciencia era mi compañera, mas
Ahora se ha vuelto en mi contra;
La juventud era mi esperanza, mas
Ahora desaprueba mi abandono.
¿Por qué eres tan acuciante, Alma mía?
He rehusado el placer
Y he abandonado la dicha de la vida
En pos del camino que tú
Me has obligado a recorrer.
Sé justa conmigo, o llama a la Muerte
Para que se desencadene,
Pues la justicia es tu virtud.
Apiádate de mi corazón, Alma mía.
Tanto Amor has vertido sobre mí que
Ya no puedo con mi carga. Tú y el
Amor son un poder inseparable; la Materia
Y yo somos una debilidad inseparable.
¿Cesará alguna vez el combate
Entre el débil y el poderoso?
Apiádate de mí, Alma mía.
Me has mostrado la Fortuna
Inalcanzable. Tú y la Fortuna moran
En la cumbre de las montañas; la Desdicha y yo
Estamos juntos y abandonados en lo profundo
Del valle. ¿Se unirán alguna vez
El valle y la montaña?
Apiádate de mí, Alma mía.
Me has mostrado la Belleza y luego
La has ocultado. Tú y la Belleza moran
En la luz, la ignorancia y yo
Somos uno en la oscuridad. ¿Invadirá
La luz alguna vez las tinieblas?
Tu deleite llega con el Fin,
Y ahora te revelas anticipadamente;
Mas este cuerpo sufre por la vida
Mientras vive.
Esto es, Alma mía, el desconcierto.
Presurosa huyes hacia la Eternidad,
Mas este cuerpo fluye lento hacia
El Fin. Tú no lo esperas,
Y él no puede apresurarse.
Esto es, Alma mía, la tristeza.
Te elevas raudamente, por el mandato
De los cielos, mas este cuerpo se desploma
Por la ley de gravedad. No lo consuelas
Y él no te quiere.
Esto es, Alma mía, la desdicha.
Eres rica en sabiduría, mas este
Cuerpo es pobre en comprensión.
Tú no te arriesgas
Y él no puede obedecer.
Esto es, Alma mía, el límite de la desesperación.
En el silencio de la noche visitas
Al enamorado y gozas con la dulzura
De su presencia. Este cuerpo será por siempre
La amarga víctima de la esperanza y la separación.
Esto es, Alma mía, la tortura despiadada.
¡Apiádate de mí, Alma mía!
Khalil Gibran
Alrededor de la 1:30 pm y pasa un joven en moto (según él desde la madrugada en la fila inicial) incitando a las demás personas a que nos reuniéramos en la entrada y que fuéramos a tomarnos la calle quinta. No estuve de acuerdo con eso de tomarse la calle quinta porque siempre dije: "el problema es acá, con los de acá... hablemos con los funcionarios" y sintiendo un poco esa Univalluna dormida que nunca saqué a flote en mi Alma máter, la saqué (un poquito) en el coliseo. Nos fuimos -casi todos- y ya había un gran tumulto de gente alegando, chiflando y haciendo arengas. Me acerqué a la puerta y un funcionario hablando. No se le entendía nada por la tanta bulla que había, pero la misma gente pedía por favor silencio y empezó a hablar indicando el problema: 'que la falta de una firma de un permiso de la alcaldía', 'que aún nos quedaba martes y miércoles', 'que mañana podían ir'... y más más excusas. La gente siguió alegando sobre 'cómo se hará la reposición de este tiempo perdido', 'y las listas firmadas qué'... y se volvió un despelote más grande.
Ya decepcionados decidimos irnos, pero llegando a la calle quinta nos encontramos con la gente que de veras se había ido a bloquear la calle quinta. Primero, sentido norte-sur bloqueando no solo carriles del MIO sino también todos los demás vehículos. La gente se formaba en cadena humana para impedir la circulación por todo lado. Alegaban, algunos con cartelitos improvisados y otros gritando: “queremos empleo” y tachando al alcalde y sus secuaces como “mentirosos”... entre otras cosas que se repitieron entre los ciudadanos y que no recuerdo, pero que también repetí entrada ya en el calor de la molestia y el descontento. Se rasgaban y quemaban hojas de vida en símbolo del descontento.